David RamÍrez Muriana

 

LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812 («La Pepa«)

La invasión de España por Napoleón en 1808 no solo dio lugar a la Guerra de la Independencia, también fue el disparador de una revolución política, punto de inicio de una nueva época.

Con la familia real retenida en Francia y el gobierno en desbandada, los poderes locales crearon diversas juntas. En septiembre de 1808, todas ellas se integraron en una Junta Central que convocó Cortes Generales y Extraordinarias. La forma de elección de los diputados de las Cortes fue una absoluta novedad, una única cámara cuyos representantes se eligieron por sufragio universal masculino indirecto. Algo sin precedente en una España que era aún una monarquía absoluta y cuya sociedad seguía dividida en nobleza, clero y estado llano.

La forma de elección de las Cortes y el lugar en el que se celebraron, Cádiz, fueron esenciales para que su labor legislativa fuera la plasmación de una auténtica revolución. Se eligió Cádiz porque no estaba ocupada por los franceses y porque era una ciudad muy fácil de defender. De hecho, en los seis años de guerra las tropas francesas nunca fueron capaces de tomarla.

Allí había un núcleo muy numeroso de comerciantes españoles y de las colonias americanas de mentalidad liberal y partidarios de profundas reformas para modernizar el país. Además, la guerra contra los invasores impidió que muchos de los diputados elegidos pudieran acudir a las Cortes, por lo que fueron sustituidos por otros que ya estaban en la ciudad andaluza. De esta forma, gran parte de los diputados eran de ideología liberal, algo que nada tenía que ver con la realidad de un país en el que la mayoría de la nobleza, el clero e, incluso, el pueblo llano defendía el sistema tradicional absolutista y feudal.

Esta situación permitió que las Cortes elaboraran una legislación rompedora y muy moderna. En primer lugar, se estableció que la soberanía residía en la nación y no en el rey, en segundo, se puso fin a los privilegios de la nobleza y el clero, y se declaró la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley (esto no incluía ni a las mujeres ni a los indios y negros de las colonias americanas, todos los cambios no se pueden hacer de golpe); y, por último, se aprobaron una serie de reformas que ponían patas arribas el sistema político, económico y social tradicional.

El texto más importante de todos los que elaboraron las Cortes fue la primera Constitución de la historia de España. Se aprobó el 19 de marzo de 1812, día de San José, por lo que se la conoce como «La Pepa». Aunque tenía una clara orientación liberal, intentaba también recoger los aspectos más tradicionales y característicos de la sociedad española de la época, por eso se consideraba que la religión católica era la única de la nación española y se otorgaba al rey el poder ejecutivo y la capacidad para elegir al gobierno.

En todo lo demás, la Constitución era un texto tremendamente avanzado, que plasmaba los principios de la Ilustración y de la revolución francesa. Su gran objetivo era construir una monarquía constitucional capaz de dirigir la modernización y la reforma del país.

Por desgracia, ni la sociedad ni, mucho menos, sus estratos superiores, estaban a la altura del texto constitucional. Así, cuando los franceses fueron expulsados y Fernando VII restaurado en el trono, el rey, jaleado por la nobleza y el clero, y con el asentimiento de una población analfabeta y sin tradición democrática, anuló la labor legislativa de las cortes de Cádiz « … como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo … ».

No pudo, sin embargo, conseguirlo. A medio plazo, y a lo largo de décadas de grandes convulsiones políticas que arruinaron el país, el sistema liberal se fue imponiendo y el Antiguo Régimen acabó por derrumbarse. Durante todo ese tiempo «La Pepa» fue un referente político de primer nivel, y no solo en España. Gran parte del liberalismo europeo y americano tuvo como modelo la Constitución de Cádiz de 1812.